Desde el pasado día 1 de enero, y debido, básicamente, a los cambios normativos en la forma de impartir la formación, viene siendo prácticamente imposible realizar un contrato para la formación y el aprendizaje.
Una vez desaparecida la formación a distancia, esta ha pasado a ser o bien presencial, o bien tele-formación o formación on-line, lo que de mano supone que el trabajador/alumno deberá tener además de ordenador y acceso a internet, unos conocimientos mínimos en la utilización de dichas herramientas.
Además, dicha tele-formación o formación on-line incluye a partir de ahora unas horas presenciales para exámenes y tutorías que serán impartidas en centros debidamente acreditados, con el consiguiente desplazamiento por parte del alumno a dichos centros. Si a esto le añadimos que dichos contratos han de ser previamente autorizados por el Servicio Público de Empleo, y que dicha autorización hay que solicitarla con al menos 30 días de antelación, esto está llevando a que, a día de hoy, sea todavía prácticamente imposible realizar contrataciones bajo esta modalidad tan atractiva en cuanto a costes salariales.

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